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MACROECONOMÍA

Reducir la huella hídrica un gran reto

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Patria Reyes RodríguezPunta Cana, La Altagracia

El sector agropecuario es el gran demandante del recurso agua. Un 72.2% de la disponibilidad del líquido se destina a la producción de alimentos, sin embargo, de cada 100 litros que llega al campo se pierden 75 y solo 25 se aprovecha.

El problema que crea los efectos del cambio climático ponen al país en una situación delicada respecto a la disponbibilidad futura del agua, tanto para el consumo humano como para la sostenibilidad de los sectores productivos, por lo que se plantea la urgencia de que en un esfuerzo mancomunado, público-privado, se trabaje para “reducir la huella hídrica”.

La experta en temas de agua y desarrollo sostenible, Olga Luciano, durante una entrevista concedida a LISTÍN DIARIO durante la celebración del XVII Encuentro de Dirigentes del Sector Agropecuario organizado por la Junta Agroempresarial Dominicana (JAD), explicó que la huella hídrica es un concepto similar a lo que los ambientalistas denominan la “huella de carbono” que se refiere a la manera en cómo se utiliza el agua en los hábitos de producción y de consumo, si su uso es eficiente o no.

La realidad, según la especialista, es que la falta de tecnología y los limitados instrumentos de almacenamiento de agua, junto a la escasa conciencia que tiene la población sobre la necesidad de hacer un uso racional del líquido, crean el escenario preciso para una crisis futura de este recurso natural lo que se verá agravado seriamente por la instensificación de los efectos del cambio climático.

Luciano destaca que en el país existen escasos sistema de información sobre medición de los niveles de disponibilidad y consumo del agua. “Aquí no se mide el consumo de agua, ni a nivel de prestadoras de servicios, ni macromedición ni micromedición. No existe en el campo un sistema exacto para medir la cantidad de agua que se suministra a un empresario agrícola, lo que se hace es que se cobra una tarifa por superficie irrigada, es decir que no se cobra por volumen de agua utilizada en la producción sino por la cantidad de tierra”.

En este punto, la experta resalta uno de los aspectos que se debe cambiar en la gestión de este bien natural, ya que este podría ser uno de los factores que inciden en los altos niveles de ineficiencia en el uso de agua en el sector agropecuario.

La agricultura es un gran demandante de agua y a pesar de las precarias mediciones, se estima que junto a la pecuaria consume un 80% del agua disponible, sin embargo la eficiencia del riego es de apenas un 25%, sostiene Luciano.

Durante la presentación de su ponencia en el XVII Encuentro de Dirigentes del Sector Agropecuario convocado por la JAD, Olga Luciano sostuvo que aunque República Dominicana se sitúa entre los países que están por encima de lo que se considera el “umbral de seguridad de agua”, equivalente a 1,700 metros cúbicos anuales per cápita, según el criterio de la disponibilidad segura, ya existen varias regiones hidrográficas del país que presentan “un fuerte grado de presión por el agua”, una amenaza para la seguridad hídrica en un contexto de cambio climático.

“Se está mal utilizando el recurso agua”, y esto es una cuestión de vida o muerte en el futuro no lejano de la población dominicana, pero sobre todo la sostenibilidad de la producción de alimentos. En sectores productivos como el arrocero se debe poner especial atención sobre la necesidad de implementar modelos de riego que procuren una mayor eficiencia en el uso del agua.

La experta considera que se puede medir la huella hídrica de diversas maneras. Si nos estamos refiriendo a una superficie se puede medir cuánta agua se consume por hectárea, o por volumen de productos. La huella hídrica es una medida del agua que se consume por productos logrados y la eficiencia o ineficiencia en su uso y consumo.

Asegura que hay una línea de política establecida en la Estrategia Nacional de Desarrollo (END) que plantea que se debe cambiar el modelo o la filosofía de gestionar la oferta del agua a los sectores productivos y a los hogares.

Luciano, aunque reconoce que se necesitan más presas para almacenar el líquido, indica que es igual de urgente hacer eficiente la gestión del agua y cambiar los hábitos de consumo a todos los niveles de la población, pero sobre todo en el sector productivo, que es el mayor demandante.

“Hay un idea central que se maneja en el tema de la adaptación al cambio climático, y es que el agua está en el ojo de la tormenta del clima, o sea que así como nuestros hábitos de consumo de energía determinan la acción relevante para bajar el calentamiento global, en el agua descansan las estrategias de adaptación al cambio climático, porque los eventos extremos están vinculados fundamentalmente con este recurso natural, o traen sequia extrema o traen inundaciones extremas”, refiere la especialista.

Señala, a modo de conclusión del tema, que es un reto para el sector agropecuario, el mayor consumidor de agua, reducir su huella hídrica y propiciar cambios en los modos de producción que permitan el ahorro de agua.

Otro aspecto que señala críticamente es que los sectores productivos reclaman con vehemencia la construcción de presas, sin embargo apunta que se ha demostrado que muchas de las presas y represas que existen se encuentran en la actualidad más de un 50% por debajo de su capacidad de su almacenamiento, siendo esto un asunto que debe mover la acción de las autoridades responsables de cuidar el buen funcionamiento de estos instrumentos de almacenamiento.

ALTERNATIVAS DE ACCIÓN DISTRIBUCIÓN DE EMERGENCIA. Para transformar la cultura de gestión de la demanda, eficientizar el uso del agua, como recurso vital para la vida, es vital la inversión pública y privada en las herramientas tecnológicas que hagan posible que los productores agrícolas puedan eficientizar sus siembras usando menos cantidad de líquido y de manera más eficiente. De igual modo, es urgente el despliegue de una campaña de educación y concientización sobre los riesgos que corre el país de padecer graves consecuencias por la falta del agua.

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