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TRIBUNA ABIERTA

Cambio de identidad visual, vale la pena?

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Teniendo la oportunidad valiosa de pasar por las aulas durante más de una década con el objetivo de compartir el conocimiento con más de un millar de profesionales de la comunicación y la publicidad en una importante escuela de maestría, nos ha permitido recientemente ser partícipe en distintos foros que tienen como un único tema: “vale la pena cambiar la identidad visual de una empresa”.

Inicialmente y queriendo distinguir un elemento de otro, el cambio que vemos comunicacionalmente no obedece a la imagen como comúnmente es señalado, sino al cambio visual y procedemos a explicar brevemente la diferencia entre ambos. La identidad proviene del latin: ídem, que significa idéntico a algo en la esencia y en su personalidad; mientras que la imagen es la combinación o la suma de la percepción y la experiencia que tiene un individuo acerca de una empresa, dejando el primer concepto para la empresa y el segundo, a los mercados y la sociedad. Por ende, ninguna empresa puede publicar de forma categórica que ha tenido un cambio de imagen simplemente por realizar y divulgar un nuevo logo o slogan como parte de su transformación interna, ya que los públicos tienen etapas y percepciones o experiencias valoradas de forma distinta.

La autoridad en la materia, Norberto Chaves nos sirve de referencia al señalar que la imagen es la interpretación que le da la sociedad a las empresas y la identidad (es algo idéntico: idem) corporativa (cuerpo), es el reflejo visual del cuerpo, dejando claro que ambos términos se complementan pero no se gestionan de la misma manera.

Como podemos ver, ambos enfoques nos pueden aportar a que en lo adelante utilicemos en significado y significante, la terminología correcta para dialogar con nuestros consumidores y la sociedad al momento de hace dicho cambio.

Ya volviendo a la práctica, en los últimos tiempos hemos vistos cambios de identidad visual (no sabemos si corporativa porque internamente pueden seguir siendo lo mismo) realizado por bancos, aseguradoras, productos de consumo, centros recreativos, equipos deportivos, laboratorios, grupos económicos, pequeñas empresas, franquicias, entre otras; cada una con un objetivo y una realidad social completamente distintos, ya sea en su sector como en su ciclo de vida empresarial, lo que nos indica que posiblemente estemos en un momento de mayor consciencia de la importancia de dicho proceso más que una moda.

Resulta tremendamente interesante, que también podemos ver un cambio de identidad visual que necesariamente no sea corporativa, ya que solo se circunscriben a la parte visual y no a la esencia estratégica de la empresa, es decir, siguen con la misma cultura organizacional, los mismos productos y servicios, atendiendo los mismos mercados. Nunca hubo un cambio interno sino un re-diseño visual del logo de la marca, ya sea en su forma o color.

En este aporte nos centraremos en comentar el cambio de identidad visual corporativa como un todo en esencia y forma, y dejar a un lado el enjuiciar o validar la calidad de los objetivos y la inversión de cualquier cambio. La identidad es un concepto que tiene un amplio alcance ya que puede ser: visual, sonora, olfativa, digital y comercial; siendo la más conocida la visual debido a que es la de mayor alcance e inversión y reacción tiene al momento de un cambio. Como podemos ver la construcción de una identidad no es algo simple, así que veamos cuando se debe hacer dicho cambio.

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