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TRIBUNA ABIERTA

Logro de la soberanía agroalimentaria

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Nicolás Concepción GarcíaSanto Domingo

Cuando los precios internacionales del petróleo alcanzaron niveles incosteables, numerosos países recurrieron a la técnica del fracking -la fracturación hidráulica- con la finalidad de posibilitar la extracción del mismo para agenciarse así el crudo y gases que necesitaban, reduciendo considerablemente su dependencia de los países exportadores.

Aunque la salud, la educación y la vivienda son objetivos primarios en todo gobierno con sensibilidad social, lo primero es siempre garantizar el suministro alimenticio de la población, sobre todo de aquellos provenientes del cultivo de los suelos y de otras alternativas como la acuacultura, invernaderos, hidroponía, aeroponía entre otros.

Según datos del Departamento de Estadísticas de la Dirección General de Aduanas, entre 2012 y 2014 se importaron en leche y derivados, hortalizas, tubérculos alimenticios, frutas, cereales, semillas, aceites, carnes, azúcares y otros alimentos una cantidad cuyo valor apróximado en FOB era de unos US$2,400 millones.

Ante este astronómico gasto y frente a las eventualidades naturales o no, que en un futuro puedan presentarse, es una obligación de cualquier gobierno plantearse la necesidad de que el país vaya adquiriendo progresivamente su soberanía en términos de producir los alimentos indispensables o básicos que requieran las grandes mayorías.

Durante la primera administración del presidente Danilo Medina, República Dominicana registró grandes avances en la implementación de un Plan de Seguridad Alimentaria mediante la adopción de las disposiciones contenidas en el Plan SAN-CELAC (Plan de Seguridad Alimentaria Nutricional y Comunidad de Estados Latinoamericano y Caribeños).

En el Congreso se han presentado dos anteproyectos de ley: el Sistema Nacional para la Seguridad Alimentaria y Nutricional; introducida en el Senado, y el Sistema Nacional para la Soberanía, Seguridad Alimentaria y Nutricional; que está bajo estudio del Frente Parlamentario contra el Hambre (FPH) de la Cámara de Diputados.

Desde el Gabinete de Coordinación de Políticas Sociales (GCPS) se continúan los esfuerzos para la erradicación de la pobreza extrema y el hambre, y hasta el año 2015 se ha logrado satisfacer a 756,148 hogares en condiciones de pobreza, como receptores del programa “Comer es primero”, y de ese total 120,399 familias participantes, son ahora productores de alimentos en huertos. El Instituto de Bienestar Educativo (INABIE) a través del Programa Alimentación Escolar (PAE) ha ampliado su cobertura en sus distintas modalidades, y con la jornada extendida el aporte institucional del PAE pasó de representar entre 15-20% a suplir de 60-70% de los requerimientos alimenticios diarios. En términos presupuestarios, en 2015 el país destinó unos RD$9,700 millones.

Las visitas sorpresa, una de las iniciativas más éxitosas del Presidente Medina en el campo dominicano, han contribuido mediante el otorgamiento de préstamos a microempresas y pequeños productores y productoras al resurgimiento de la productividad agropecuaria, así como también al fomento de la Agricultura Familiar (AF), a la cual la FAO le dedicó el año 2014. Se tiene entendido que la AF procura entre un 70 y un 80% de los alimentos que consume la población ólas grandes superficies son destinadas a la cosecha de productos de exportaciónó y es por ello que, a través del Ministerio de Agricultura y otras instituciones del sector se está fomentando su técnificación y difusión en todo el territorio nacional.

El suministro de semillas, fertilizantes, pesticidas y capacitaciones en materia de salud animal y vegetal, así como la propagación de buenas prácticas agrícolas, ganaderas, de gestión de agua van aparejadas a la política gubernamental para lograr la seguridad agroalimentaria que necesitamos como corolario a nuestra soberanía política.

No debemos omitir en este breve trabajo que, la consecución de la seguridad antes aludida reclama desde luego el fortalecimiento de las estructuras sociales campesinas y la consolidación de los asentamientos agrarios; y en tal virtud, el Estado ha formulado un Plan Nacional de Titulación para la entrega de títulos definitivos, creando la Comisión Permanente de Titulación de Terrenos del Estado. Todo lo antes proyectado nos conducirá necesariamente a la autosuficiencia alimentaria y al alcance de nuestra soberanía. En este sentido, mientras el actual presidente de la Republica continúe convirtiendo en realidad los programas que ha puesto en marcha, no dudamos que esto será, el punto final a nuestra dependencia.

El autor es ingeniero agrónomo.

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