Agricultura familiar

En estos días vemos en la prensa que hay un marcado interés en promover la “Agricultura familiar” en el país, lo que no es nada nuevo como sistema productivo, pues este modelo siempre lo hemos tenido. Incluso le llamamos el conuco casero o el conuco haitiano, como sistema de mini fincas, que aunque no es lo mismo, se parecen mucho, pues la agricultura familiar puede ser implementada incluso en las ciudades.

Hoy la FAO la promueve como novedad, pero nosotros sí podemos acoger esta iniciativa o impulso de esta importante organización y echar hacia adelante este modelo agroproductivo por sus múltiples ventajas para la familia y la sociedad en general,

La producción de bienes alimenticios desde los hogares rurales, suburbanos y urbanos, es totalmente factible que tenga éxito siempre que tomemos en cuenta algunos factores como los siguientes.

Educación: la cual debe llegar u ofertarse a toda la familia con las debidas técnicas productivas agrícolas y de la crianza animal, pero aún más importante como transformar los bienes producidos y convertirlos en nuestros alimentos nutritivos o en la venta de los bienes extras.

Ahora que tenemos las tandas extendidas, qué mejor oportunidad no solo de promover a los Futuros Agricultores Dominicanos-FADI, sino de educar a los estudiantes en cómo producir y procesar los alimentos, pero además, y muy importante, aprender a diversificar nuestra ingesta.

El niño o joven que produzca una hortaliza, fruta, conejo o pez, que aprenda a cocinarlo él o en su familia, se nutrirá mejor, pero sucede y viene a ser, como decimos, que es el mejor laboratorio para esto es la propia cocina de la escuela.

Bancos de semillas, posturas, plántulas y animales: muchos que desconocen la sociedad rural y la dinámica campesina, creen que estos no quieren producir sus alimentos o consumirlos, pero no es cierto, lo que sucede es que prácticamente los abastos de los bienes productivos, especialmente las semillas o animales, no están disponibles en nuestros campos o simplemente cuestan mucho o es que un sobre de semillas de berenjenas trae cien semillas y él solo necesita diez matitas, pero el precio del sobrecito son cien pesos o más, como se hace si siembra lechuga, remolacha, repollo, etc.

¿Qué debemos entonces hacer? Si tenemos tanda extendida ahora, podemos establecer programas FADI en las escuelas, pero nos faltan decisiones públicas para el abasto primario, vía las escuelas de las simientes para su fomento y desarrollo. Establecer los bancos de semillas, plantas y animales. Recuerdo que en la dictadura, en algunas escuelas entregaban plántulas de hortalizas, frutas y maderables a los estudiantes.

La FAO quiere ayudarnos y organizaciones de EUA por igual; la Embajada de Taiwán nos apoyó por tres años en un programa con el Dr. Julio Hazim para entrega de semillas de hortalizas, muy exitoso, deseado aún, pero limitado por razones obvias como la económica y administrativa. Lo hacíamos de voluntarios ambos.

¿Qué podemos y debemos hacer? Cosas simples como entender la importancia primero de que un pueblo bien nutrido estudia y se comporta mejor en muchos sentidos, entre estos con mayor emprendimiento y desde las tandas extendidas educando los niños y jóvenes, en adición a que aprendan a producir y comer bien, sano, diversificado, etc. se deben estimular a emprender pequeñas empresas de producción de vegetales y animales con mucho futuro empresarial.

Podemos y debemos: creo que sí debemos, pues podemos hacerlo. Primero con una voluntad política educativa, agrícola, de salud y nutrición, de promover el emprendimiento y muchas cosas más.