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CON EL SUDOR DE SU FRENTE

Vende pollo hace 35 años

Leonardo Ruiz es un vendedor de pollo del ensanche La Fe, que lo único negativo que ve a su labor es el riesgo que corre al levantarse de madrugada, por temor a la delincuencia

Venta. Leonardo Ruiz “Nao”, luce muy relajado mientras ejerce su oficio, muestra que ha aprendido a valorar la labor que realiza y a verla como una bendición que le permite sostener sus sueños de tener una vida digna.

Venta. Leonardo Ruiz “Nao”, luce muy relajado mientras ejerce su oficio, muestra que ha aprendido a valorar la labor que realiza y a verla como una bendición que le permite sostener sus sueños de tener una vida digna.

Con 35 años dedicado a la venta de pollo en una esquina del ensache La Fe, Leonardo Ruiz (Nao) ha logrado dar ejemplo de trabajo digno a sus cinco hijos y ha sido su sostén para hacerlos profesionales.

Para él, los primeros años fuera de su casa resultaron un poco difíciles. Emigró de su pueblo natal, Castillo, provincia Duarte, con el sueño de trabajar y formar una familia. Su hermana, quien tenía un puesto de vender pollo, fue quien le brindó una mano amiga ofreciéndole empleo y un rincón en su casa.

Con entusiasmo y orgullo recuerda parte de las dificultades que tuvo que pasar, pues no fueron pocas las veces en que esperaba que su hermana y esposo se durmieran, para poner la ropa sucia en el piso, y de esa manera dormir un poco más cómodo.

Aquel lugar era su paño de lágrimas, según dice, allí pedía a Dios fuerzas para luchar, hasta lograr su sueño de tener una familia, y darle una vida de mejor calidad que la que él había tenido hasta ese momento.

Años más tarde tuvo que desistir del trabajo con su hermana e ir a emplearse a una compraventa, donde recibía RD$50 quincenales 35 años atrás. Allí no duró mucho tiempo, pues le surgió la idea de comprar el negocio a su hermana y desde ese momento empezó a trabajar en su propio proyecto de venta de pollo.

Sin dejar de atender a los clientes, Nao, como es conocido en el sector, muestra cómo disfruta su oficio. “Esto es lo que hago desde hace ya 35 años, es parte de mi vida, me veo picando pollo hasta el último suspiro de aliento”, expresa.

Algo muy significativo para él fue haber conocido a quien hoy es su esposa y madre de sus cinco hijos, Ivelisse Ulerio. Afirma que 100% de su éxito se lo debe a ella. Antes de que llegara a su vida, cuenta el negociante, malgastaba el dinero en cosas de poco valor.

“Mi esposa ha sido determinante en la familia entera, es la que lleva la economía de todo, es una excelente mujer”, agrega Ruiz.

Lo único negativo que ve en la labor que realiza es el tener que levantarse de madrugada, cosa que antes hacia sin preocupación, pero hoy, debido a la ola de delincuencia tiene que pensarlo dos veces antes de salir a la calle.

A través del negocio ha logrado levantar a su familia. Su gran satisfacción es saber que dos de sus hijos ya son profesionales, mientras que los otros tres están cursando los últimos semestres de sus carreras.

Su jornada inicia a las 5:00 de la madrugada. Dos de sus hijos distribuyen el pollo a los diferentes negocios, en una camioneta de su propiedad, mientras él, junto a un ayudante, atiende a los consumidores.

Nao expresa que le sorprende ver cómo en un principio vendía, como máximo, 15 ó 20 libras al día, y actualmente vende alrededor de unas 800. Nunca pensó que ese negocio le permitiría progresar tanto, ya que hoy cuenta con una casa, dos apartamentos y una surtidora (de él y su hijo).

Según cuenta, la clave es reinvertir. “Si cuando te ganas un peso lo inviertes hasta convertirlo en 10, vas a ver un resultado mejor del que esperas”, finaliza.

((FamilaValoran unidad y perseverancia de Nao Con este negocio han podido vivir y salir adelante, indica el hijo de Nao, Joel Leonardo Ruiz.

“Mi papá ha sido una persona excelente, mi admiración hacia él es inmensa. Siempre ha estado con nosotros apoyándonos en todo, nunca nos ha descuidado por atender el negocio, además, nosotros siempre estamos con él ahí, ayudando en los quehaceres”, expresa.

La esposa del comerciante, Ivelisse Ulerio, afirma que ese negocio ha sido una bendición de Dios, y en lugar de mantenerlos separados, los ha unido cada día más.

El legado es luchar juntos en cada situación que la vida les ha presentado. Unidad y perseverancia son dos palabras con las que Ivelisse define el éxito alcanzado por su familia.

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