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REPORTAJE

Unos rezagados, otros buscando

Para algunos jóvenes el desempleo y la falta de oportunidades no les deja desarrollarse en el ámbito profesional. Para otros, abrirse una brecha es cuestión de descubrir sus destrezas y potenciarlas en el mercado laboral

Educación. Muchos jóvenes dejan las escuelas porque entienden que esta no les dará fruto. Por eso recurren a trabajar informalmente. Estos no tienen quién les recomiende continuar sus estudios con la certeza de que en un futuro tendrán una mejor vida.

Educación. Muchos jóvenes dejan las escuelas porque entienden que esta no les dará fruto. Por eso recurren a trabajar informalmente. Estos no tienen quién les recomiende continuar sus estudios con la certeza de que en un futuro tendrán una mejor vida.

El próximo 31 de enero se celebra en República Dominicana el Día Nacional de la Juventud, conmemoración que para algunos ha sido ignorada porque entienden que los jóvenes dominicanos tienen escasas oportunidades que se reflejan en el desempleo y la necesidad de este grupo de acceder a un trabajo decente y bien remunerado.

Decía el poeta y dramaturgo alemán Johann Wolfgang Goethe que la juventud quiere ser estimada más que instruida. Esta frase simboliza el pensamiento existente en quienes ansiosos luchan cada día por lograr sus sueños mientras adquieren experiencias.

Jóvenes consultados por LISTÍN DIARIO consideran que en el país existe la falta de políticas públicas que permitan que cuando un joven se gradúe en la universidad consiga un empleo.

“Es que aquí uno estudia y cuando terminas el grado no tienes rumbo porque nadie nos prepara para conseguir un trabajo que vaya acorde con nuestra carrera”, diceVíctor Benavides, graduado Cum Laude de Derecho en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) en agosto de 2015.

Este joven de 23 años cuenta que por más puertas que toca, nadie le abre un espacio para poner en práctica los conocimientos que adquirió, ya que las empresas a las que solicita un puesto tienen dentro de sus requerimientos dos años de experiencia como mínimo. Por tal razón, Benavides piensa escoger el camino que miles de graduandos dominicanos han tomado, irse del país.

Joel Suriel Ozuna, estudiante de Relaciones Públicas y estratega político en una empresa de comunicación, resalta que por esta situación hay estudiantes que se preparan para trabajar en el área que les agrada, pero tienen que emplearse en otras: “Por eso vemos futuras doctoras que su oficio es ser secretarias”.

Estos comentarios también son compartidos por los adolescentes que están en el bachillerato, quienes deducen que estudiar no les dejará frutos, por lo cual abandonan las escuelas y se dedican a trabajar informalmente. Cifras de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) de 2010 indican que 16% de los jóvenes abandonan el nivel medio y 17.7% entran a la universidad, pero no logran terminarla.

El sexo masculino obtuvo el 64% de deserción escolar, porcentaje del cual 58.7% dejó de estudiar para trabajar y el 5.7% lo hizo porque no había dinero en sus hogares.

Las estadísticas del Ministerio de Trabajo reflejan que en el año 2000 había 532,696 jóvenes entre 18 y 24 años en el mercado laboral, de los cuales 296,761 tenían un empleo formal y 235,935 trabajaban informalmente. Para el segundo semestre de 2014 había 614,699 jóvenes ocupados de los cuales 288,069 pertenecían al sector formal y 326,630 al informal.

Esto evidencia que del año 2000 al 2014 los jóvenes que se están insertando en el mercado laboral dominicano lo hacen a través de la informalidad.

A dar la batalla A pesar de estas dificultades, hay una parte de la juventud que siente que las opotunidades se crean. Ellos valoran las iniciativas de instituciones como el Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (MESCyT) que otorga tarjetas de débito a estudiantes universitarios y que ha implementado el programa Inglés de Inmersión. Gian Luis Pereyra, ganador del Premio Emprendedor Pepín Corripio 2014, opina que cuando se quiere progresar, las situaciones difíciles sirven de impulso para construir los sueños.

Pereyra dice que en ocasiones se desconocen las ayudas que inversionistas brindan a jóvenes que quieran dar la batalla para que instauren sus propios negocios, por eso añade: “Le recomiendo a la juventud que se atreva. El dominicano es muy ingenioso, el tema es canalizar eso y vencer el miedo al fracaso, será difícil pero con deseo se podrá”. Marcos Dominici, Jeremy De La Cruz y Carlos Flores son tres pintores de Boca Chica que no se han dejado influenciar por la vulnerabilidad existente en su comunidad.

A sus 18 años, creen que si cada joven conoce el don que tiene puede desarrollar esas destrezas y potencializarse en el mercado. Destacan que el destino lo crea cada persona y que no es necesario recurrir a lo malo para avanzar.

Por eso, enfocarse para no desviarse de lo que se quiere lograr debe prevalecer ya que mientras unos se rezagan, otros construyen y buscan las oportunidades.

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