Zacarías Peña: Apasionado con su labor

El lema de que “el trabajo dignifica al hombre” ha sido cumplido al pie de la letra por Zacarías Peña, alias ‘‘Sijo’’. Un hombre que día tras día realiza un recorrido, carretilla en mano, hasta pararse en dos o tres lugares que ha hecho tradicionales, a realizar las ventas de 21 botellas, llenas de bebidas refrescantes.

Aunque parte desde el populoso sector de Villa Verde, su destino final es la avenida Santa Rosa, esquina Fray Juan de Utrera. Desde allí, apostado casi en la esquina de una ferretería, atiende a su clientela, que lo conoce por ser un vendedor higiénico, constante y buena gente.

Corría al año 1972, cuando Sijo, comenzó su negocio. En su rutina, se levanta a las 6:00 de la mañana, lava su carretilla, prepara los sabores de sus bebidas, parte de la calle Salomé Ureña y realiza su primera parada frente al supermercado El Único en la calle Gregorio Luperón.Los precios de los yun-yun o frío frío varían desde 10, 15 y 30 pesos, según el tamaño del embase. En su preparación utiliza agua de botellón.

“En los años que tengo vendiendo, nadie me ha dicho que le duele la barriga. Que se ha puesto malo o algo por el estilo”, sostiene este vendedor ambulante quien con el jornal atiende una señora con quien comparte vivienda al dejarse de su esposa y quien está bien enferma.

A cada botella les gana unos 100 pesos y su labor termina cuando las deja vacías. El oficio lo aprendió instintivamente, por la necesidad, luego de dejar de ser empleado del Central Romana, aunque todavía reclama su mensualidad en la Caja del Seguro Social, aunque lo liquidaron.

Atento y dispuesto, Sijo recibe clientes que llegan en jeepeta, carros lujosos, motores y a pie. Hay empleados de negocios del área y los alrededores que conocen el punto y llegan a refrescarse.

Martín Castro y su hermano son fijos. Él dice que baja desde Villa Verde y si no lo ve en la Santa Rosa con Fray Juan de Utrera, lo busca en la Gregorio Luperón, donde suele relajarse, jugando dominó.

En su oferta, tiene de anís, jagua, piña, coco, tamarindo, fresa y menta. El de mayor demanda es el de anís, quizás por cómo cae en el estómago, seguido de jagua, coco y tamarindo, en la misma proporción.

El lavado diario de la carretilla se agrega la limpieza del embase, donde está el hielo y la pintura de la carretilla cada 15 días, por lo que resalta la higiene, por lo que ahí está la clave de su éxito, en tiempo de contaminación y enfermedades gastrointestinales.

((Honesto Anhelo y formación Tiene un solo hijo, José Antonio Peña, que se dedica a conchar en un taxi por la ciudad. Su sueño es tener un solar para levantar una casa, luego del engaño de que fue objeto por alguien, que le dijo que un solar que tenía pasaría una calle nueva y de esa manera, lo forzó a que se lo vendiera.

Dado que nunca ha caído preso, ni ido a la justicia; quiere terminar así. No se ha involucrado en nada ilícito “porque no me gusta que me lleve otro hombre por delante”, así describe los casos que ha visto de personas que apresan, tras ocupar terrenos.

Pero Sijo tiene su estilo de vender. No les gustan los problemas, ni la competencia. No va cerca de otros vendedores, pese a que muchos lo prefieren por la higiene.

Así transcurre la vida de este vendedor consuetudinario. Consagrado a una labor que realiza constantemente y por la que se caracteriza como una marca, la higiene, sobresaliendo de muchos otros, que muchos que les compran a él, siquiera miran, por la falta de higiene y pintura de sus carreterillas, humilde y sencillo, pero “haciendo camino al andar”.