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La Feria del Libro en Lawrence

Del día 16 al 19 de octubre se celebró la feria internacional del libro en Lawrence. Marchamos hacia la cita de la cultura, el comunicador José Rafael Sosa, el poeta nacional Mateo Morrison, el exrector de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, Roberto Santana, y quien escribe. Sosa lo cubrió todo, con su diestro manejo de la información, hora por hora, de todo lo que ocurrió en esa bella ciudad norteamericana, del estado de Massachusetts, Boston. Lawrence tiene una fuerte e impactante presencia dominicana, hasta el grado de que su “Mayor of Lawrence” es dominicano y se llama Daniel Rivera, y de que el representante del estado de Massachusetts, también lo es, Marcos A. Devers. Ellos, junto a Robert A. DeLeo, “Speaker of de House”, estuvieron presentes, otorgando oficialmente sendos reconocimientos a la labor literaria nuestra, con motivo de haber obtenido el Premio Nacional de Literatura 2014. La Feria Internacional del Libro en Lawrence, es organizada por un equipo entusiasta de dominicanos así como de norteamericanos, que convierten sus días de trabajo en una pluralidad expresiva excitante de cultura, con una variedad de manifestaciones públicas de aliento a la ilustración y el saber. Pero el eje determinante de esa Feria lo es el Padre-Reverendo, Joel Almonó, un dominicano brillante, cuya labor religiosa de gran impacto en la comunidad, la ha unido a la más profunda promoción y exaltación de los valores culturales de la Patria dominicana, así como la difusión del arte en todas sus vertientes. La Feria fue un jolgorio de teatro, de poesías, de narraciones, de disertaciones, de bailes folklóricos de diferentes países del continente, con una presencia dominicana de valor y trascendencia. Almonó es un líder de la comunidad, se desplaza con maestría impresionante, su influencia es notable, su mensaje cristiano es de acceso contagioso de quienes lo escuchan, predica con el ejemplo de hombre ético, modelo social del tiempo nuevo que arribará, del sentido de justicia humana y paz en la humanidad. Grande fue mi sorpresa cuando vi mi rostro en afiche y cartelones que cubrían los escenarios de Lawrence, junto a Gabriel García Márquez. El homenaje póstumo a García Márquez, era el hondo tributo a uno de los más grandes narradores de la literatura universal. El homenaje y la dedicatoria de la Feria a quien escribe, era el estímulo y la generosidad de estos dominicanos, que han hecho del trabajo productivo una honra para su comunidad, quienes valoraron nuestra obra literaria y la identificaron al nivel más alto de su admiración y reconocimiento. Desde el esfuerzo magno, desde los territorios imantados de la metáfora y la construcción del verso libre, a los sueños y utopías de la consagración de los duendes y las musas. Todo fue una fiesta de la cultura y de la solidaridad humana. Para finalizar el acto solemne cultural, se presentaron los artistas Ramón Orlando y su orquesta musical y la destacada cantante Jacqueline Estévez. Nunca se hubo de cantar con mayor amor y firmeza las notas de nuestro Himno Nacional dominicano. Yo pensaba en docenas de ferias de libro por los Estados Unidos frente a la creciente presencia dominicana, y por todos los confines donde los dominicanos han logrado emigrar, alcanzando sitiales dignos con su trabajo creador y su fidelidad a la Patria de Duarte y Luperón. La cultura es un fenómeno integrador, ella nos define y nos rotula como estandarte, fuerza de identidad y comunión de ideas. Un momento emocionante fue cuando la Universidad Central de Este, bajo la orientación de su rector, José Hazim y la ardua y persistente labor cultural del escritor, Miguel Fidds, anunció que el ganador del concurso nacional de poesía que auspicia esa institución, había sido obtenido por el poeta César Sánchez Beras, quien reside en Lawrence, y quien ha sido un articulador de acciones y planes culturales junto a su obra grandiosa de poeta y escritor de temas infantiles. Ninguno de los miembros del Jurado calificador, Andrés L. Mateo, Mateo Morrison y Tony Raful, tuvieron la menor idea de a quien premiaban. El azar una vez más, hizo que en Lawrence, se entrecruzaran las líneas impredecibles del destino y la creación artística.

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