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OPINIÓN

Los nuevos inmortales y el compromiso de todos

El ceremonial del Pabellón: una experiencia emocionante, honrosa y de regocijo colectivo

El domingo asistí al 48º Ceremonial del Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano, después de una prolongada ausencia de ese escenario tan distinguido, revestido de fama, honor y gloria. El solo hecho de asistir a la instalación en el Pabellón de los Inmortales de figuras excelsas del deporte nacional, me llenó de inmenso regocijo. Incluso, me hizo recordar esfuerzos, sacrificios, pasiones y lauros que destaqué en mi condición entonces de periodista deportivo o disfruté como espectador tanto en tierra nuestra como en el exterior. La emoción que me embargó era inmensa. Por los rostros y aplausos de los presentes en el ceremonial, puedo asegurar que se trató de un sentimiento colectivo. Altamente espontáneo. El desfile de los Inmortales Moisés Alou disfruta una historia trascendente como beisbolista. Detalles que recordar. Me quedo con la Serie Mundial de 1997 y la reacción colectiva de indignación en República Dominicana cuando el jardinero quisqueyano tuvo que compartir el Premio de Jugador Más Valioso con el lanzador cubano Liván Hernández. Cubrí ese Clásico de Otoño para Listín Diario y fue memorable la actuación de Moisés en el viejo estadio de los entonces Marlins de La Florida. Teresa Durán.- Gloria del baloncesto femenino. De ella y de sus Águilas de Guachupita escribí decenas de historias, entre reportajes y entrevistas especiales, y las reseñas propias de las jornadas donde resultaba protagonista con su gran calidad de juego. La tercera en ingresar a ese Templo de Honor, la judoca Andrea Hernández, vegana, ganadora de la primera medalla de oro para República Dominicana, en esa disciplina, en el marco de los Juegos Deportivos Centroamericanos y del Caribe Santiago’86, justo cuando este servidor ocupaba la Vicepresidencia del Comité Organizador en mi condición de lo que ahora es el cargo de Viceministro de Deportes. Dos entrevistas exclusivas tras actuaciones extraordinarias del derecho Ramón Martínez, de los Dodgers de Los Ángeles: su partido de 18 ponches contra los Bravos Atlanta, el 4 de junio de 1990, año en que ganó 20 partidos, y el 14 de julio de 1995 lanzó un no-hitter a los Marlins de La Florida, destacan entre los entrevistados en campo de entrenamiento, temporada regular de Grandes Ligas y en los torneos locales de béisbol otoño-invernal que tuve la oportunidad de realizar al nuevo inmortal de Manoguayabo. Todo me resultaba familiar. Josué Polanco, exaltado en softbol, fue un bateador de alto calibre en esa disciplina y en el béisbol superior del Distrito Nacional. Brillante antesalista y poderoso en la ofensiva. Cubría como reportero los torneos de estas disciplinas cuando era el Editor Deportivo del vespertino El Nacional. En el pico de la Cumbre Llegó el turno del Propulsor del Deporte exaltado en éste ceremonial. Su presencia en la entrada del salón resultó suficiente para demostrar que todos los presentes queríamos honrar su trayectoria deportiva. No podía vibrar distinto a la emoción que embargaba el interior de mi corazón. Me siento parte de ese homenaje. Mi vocación periodística, mi dedicación y entrega al deporte aficionado, mi devoción olímpica las siento reflejadas en la obra deportiva del doctor José Joaquín Puello Herrera. Durante mucho tiempo, desde 1982 cuando alcanzó por primera vez la presidencia del Comité Ejecutivo del Comité Olímpico Dominicano estuve como soldado de primera línea defendiendo esos postulados, junto a compañeros de la trayectoria de Leo Corporán, Héctor J. Cruz, Rafael Calderón, Bienvenido Rojas, Luis Fernández, Domingo Batista, Claudio Hanley (EPD), entre otros activos abanderados de esa filosofía del deporte. UN HONOR QUE HONRA El reconocimiento a la Selección Nacional de Volibol y a Cristóbal Marte, oprimió las fibras más íntimas de mi cuerpo. Me hizo recordar, con mucha satisfacción, aquel reportaje que titulé “Salvemos esa bola”, cuando a principio de la década de los años 70, se jugaba en la cancha descubierta de San Lázaro los torneos de volibol superior del Distrito Nacional y la bola salía de ese espacio hacia la calle, en una oportunidad había solo una para jugar. No podía pedir más de lo que me brindó éste ceremonial del domingo 19 de octubre. Agradezco inmensamente a mi amigo Chuchú Vargas que me pidió que asistiera y compartiera este momento histórico. Felicidades y mi más sentido reconocimiento al doctor Luis Scheker Ortiz y demás miembros organizadores del evento. De todas formas y pese a ello, al final sentí un vacío. Que no es ajeno a mi visión del desarrollo deportivo y de sus instituciones.

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