Las democracias impuras
Las democracias latinoamericanas, poco a poco, se van tornando impuras. El populismo autoritario la ha ido arropando y desnaturalizando. Y lo peor es que, en el aluvión de libertades que se lleva a su paso, la de prensa es una de ellas.Ahora que la Sociedad Interamericana de Prensa inaugura su 70 asamblea general en Chile es cuanto más visible aparece el monstruo del populismo autoritario ante nuestros ojos, multiforme, peligroso, derribando los pilares en que ha descansado la libertad de prensa latinoamericana desde los años en que las dictaduras formales desaparecieron, De manera insólita, es ahora, bajo la esfera de regímenes llamados democráticos o surgidos en procesos legitimados por la democracia, en la que mayores golpes se infligen a la libertad de prensa en forma de leyes, reglamentos o actitudes francamente hostiles y violentas para ahogar financieramente a empresas periodísticas, para quebrarlas, para transformarlas en cómplices de gobiernos o para silenciar a los periodistas que hablan y publican cosas que a los gobernantes o a los capos del crimen organizado no les gusta. La prensa independiente está alarmada de lo que está sucediendo. Siente progresivamente como los gobiernos ejercen su castigo pero, al mismo tiempo, como las sociedades parecen anestesiadas, indiferentes o indolentes frente a esta ®matanza de la libertad®, como ha calificado este proceso el presidente de la Comisión de Libertad de Prensa de la SIP, Claudio Paolillo, al abrir los debates sobre el futuro de los medios de comunicación independientes en esta 70 asamblea general. Denuncio la existencia de ejércitos de la censura®. que promueven los gobiernos autoritarios o falsamente democráticos y el evidente plan de sustituir a la democracia por un modelo contrario. En ambos escenarios, el peligro es el mismo. Y si a la prensa no la matan en términos prácticos, es decir, cerrando empresas o llevándolas a la inercia, banalizan su rol, que es casi lo mismo. En varios países latinoamericanos han cerrado o están en vías de hacerlo, varias empresas periodísticas, unas por el peso de un ahogamiento financiero intencional, otras por elevadas multas o restricciones dispuestas por cortes plegadas a los gobiernos de turno y algunas han entrado en el sendero de la banalización, al ser adquiridas por testaferros de los gobiernos. En su informe general, el presidente de la Comisión de Libertad de Prensa de la SIP menciono por sus nombres, y con sus pecados antidemocráticos, a varios países, pero también expresó preocupación de que en otros, que todavía no caen en la primera categoría, pronto sufran los efectos de esta epidemia del autoritarismo. Afortunadamente, la República Dominicana no aparece en su catalejo. Ojalá que, como país, como gobierno, como sociedad, sigamos así, al margen del proceso de desnaturalización de las democracias que parecía impensable treinta años atrás, cuando las dictaduras cayeron para dar paso a una era que prometía un mundo mejor para las libertades humanas.