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Tribuna del Atlántico

El reto del 19 de mayo

Este artículo pudiera muy bien, resumirse en una línea: que el 19 de mayo se realice un proceso electoral justo, en plena libertad, sin compra de votos y sin ninguna coerción para los ciudadanos.

La realidad es, un poco más compleja, nos remonta a procesos electorales anteriores, a expresiones políticas usadas, en su momento, para manipular a los electores, pero en las que subyace algún elemento de verdad.

Como en el 1994, y la comparación que hizo el doctor Balaguer, de Julio César al cruzar el Rubicón, de la que dependía el futuro de la humanidad, para argumentar que en el proceso electoral de ese año, estaba en juego el futuro de la patria.

La verdad es, que en cada proceso electoral, está en juego el futuro de la patria, no en función de su permanencia con relación a otras naciones, sino en función del bienestar de sus ciudadanos, del curso de su sistema democrático.

La estabilidad de nuestra democracia, innegable, no han estado exenta de sobresaltos, los procesos del 1990, 1994, superados gracias a la madurez del liderazgo de entonces y más recientemente el del 2020, con la suspensión de las municipales son un ejemplo de ello.

La Junta Central Electoral parece estar administrando con aplomo las normas democráticas para garantizar un proceso electoral justo, pero las amenazas están ahí y no voy a referirme al reclamo de la oposición para que sean sustituidos 1,510 presidentes de mesas electorales, que, de entrada, parece mucho, o al reclamo de sustitución del director de la Policía electoral.

Al fin al cabo, lo que se busca no es un proceso libre de dudas y justo, ¿verdad?

Febrero, que aún está cerca, dejó el mal sabor de un despliegue excesivo de militantes y activistas del partido oficial, alrededor de los recintos electorales.

La compra de cédulas fue una denuncia no sólo de la oposición política, sino consignada en los informes de los observadores de la OEA y de Participación Ciudadana.

Esta semana recibimos la llamada de una amiga, envejeciente, con múltiples problemas de salud, achaques podría usted decir, nos decía con cierta inocencia, que la visitaron, que le dieron mil pesos y le explicaron cómo votar. No hace falta decir aquí que no fueron las Carmelitas, ni las Hermanas de la Caridad, quienes la visitaron, pero ese aprovechar las necesidades de la gente, que no es nuevo, pero que sigue creciendo es una perversión de la democracia. Ella va a votar por agradecimiento, dijo. Vaya usted a ver.

Temístocles Montás, advertía en su artículo en Hoy, sobre las implicaciones del transfuguismo, para nuestra democracia, la reacción simple podría ser, decirle que ustedes lo hicieron también, pero los niveles actuales, como dice el estribillo, “asusta y mete miedo de verdad”.

No voy a hablar aquí de la fe de los nuevos conversos, ya dije antes que ahí, hay de todo, ni del festival de pensiones privilegiadas, en donde también hay de todo, buenas, justas, malas e inexplicables.

Ya se sabe que algunos de los síntomas del cáncer, son tan ligeros que no se toman en serio, hasta que es demasiado tarde, hay síntomas más que preocupantes para la estabilidad democrática de nuestro país, el reto del 19 de mayo, es que no sigamos ahondando esos síntomas ominosos, es garantizar que la estabilidad que hemos tenido hasta ahora, no se vea amenazada.