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PUNTO DE MIRA

Desilusión ciudadana pone en peligro democracia

El incumplimiento de las promesas electorales daña la credibilidad del ciudadano que se siente engañado y su protesta silente es alejase de las urnas.

Las recientes elecciones municipales marcaron la mayor abstención electoral de la etapa democrática nacional y el PRM fue ganador con solo el 22 por ciento de los electores.

Así va transitando el país por la peligrosa vía de la indiferencia ciudadana, una conducta colectiva que pone en riesgo la democracia al posibilitar gobiernos sin sustento popular.

Los que votaron por El Cambio han obtenido a cambio de su voto una gran desilusión y el país ha obtenido más de lo mismo. Los del PRM prometieron obras y programas que se quedaron en el olvido mientras han profundizado aberrantes prácticas políticas del pasado. En la pasada campaña electoral criticaban el endeudamiento, el elevado gasto en publicidad, el uso de la nómina pública para botellas, el uso político de la apoyo social del estado, las nominillas, las construcciones escolares sin terminar, la impunidad con la corrupción, la reelección, la política migratoria, la seguridad ciudadana, el alto costo de la vida y al cabo se tiene un empeoramiento de estos y otros puntos de la agenda nacional. Hemos vivido cuatro años desperdiciados, pero con enorme retroceso en los servicios públicos y solo con negativos méritos en el derroche de los recursos públicos.

Otra vez el mismo grupo de políticos pretende superar la ineficiencia de Hipólito Mejía que es mucho decir. Así tenemos en cartelera la desaparición de los circuitos eléctricos de 24 horas y el aumento de las pérdidas en las Edes, el dólar en 60%, sigue vigente la mentira de una ley sobre los combustibles mientras se deprime la producción nacional por la autorización de importar rubros en los que éramos autosuficientes.

Sentados en el piso de las aulas los niños se enteran de que a Educación les sobraron 23 Mil millones de pesos de la ejecución presupuestaria del 2023 y aunque no hay pupitres, libros, maestros ni servicios sanitarios decentes pueden comer pan de agua importado si uno de los enllaves del gobierno es suplidor de la tanda extendida.

Este inventario reducido explica las razones del aumento de la abstención electoral. Los partidos cargan con la responsabilidad de devolver la fe al ciudadano con el abandono de la injusta práctica de comprar voces y sustraer la libertad de expresión con el uso de dinero y leyes como la 0124 que crea un peligroso e ilegal aparato de inteligencia.

La solución es votar por quién cumplió las promesas invirtiendo eficientemente los recursos públicos e ir apoyando la nueva generación de políticos idóneos que se comprometan con el futuro del país.

El país merece políticos como Franklin Almeyda, un intelectual dedicado al desarrollo de la democracia y al servicio público que nunca usó las posiciones en el Estado para su provecho personal.

Dejar de votar es ceder el control del país al narcotráfico que avanza en convertir el dominicano en un narcoestado, que ya ha penetrado al PRM, un partido que los mantiene como miembros y hasta como candidatos a elecciones.