TikTok entre el bien y el mal

El mundo se ha convertido en una multitud de sociedades que giran en torno a las redes sociales, con sus enormes defectos y peligros, así como bondades y oportunidades. Las plataformas X, Facebook, TikTok, YouTube, Instagram, son ahora mismo la fuente más grande de transmisión de información, ¡y desinformación!, con una influencia global que supera la capacidad de nuestra imaginación.

En el año 2016 TikTok –que significa sonido vibrante– irrumpió como una plataforma china de red social¬, y vaya si no ha hecho ruido desde entonces, al extremo de superar a muchas de sus competidoras, principalmente entre jóvenes de todo el mundo. Ninguna otra firma de China había impactado tanto en Estados Unidos, al extremo de alcanzar en poco tiempo a poco más de 170 millones de usuarios.

Según datos oficiales de ByteDance Ltd., la casa matriz, al mes de marzo había 1,582 millones de usuarios en 150 diferentes mercados, que la utilizan la plataforma multilingüe para transmitir noticias –verdaderas y falsas–, hacer negocios, y comentarios sobre temas variados como política, economía, deportes y de cualquier otro tipo. La novedad de incluir videos personales la ha vuelto la gran novedad en redes sociales en la última década.

Estados Unidos ha dado un paso significativo en contra de TikTok. Ha aprobado una ley que prohíbe su uso en ese país si sigue siendo propiedad del grupo chino. Es decir, tiene que ser vendida o, en caso contrario, no podrá ser utilizada en su territorio. Esto es en palabras simples, pues la ley resulta compleja y tiene varias aristas. Sin embargo, la razón de fondo es que el Congreso –Cámara y Senado– consideraron que corre peligro la privacidad de los usuarios estadounidenses, cuyos datos están ya en poder de TikTok, y podrían ser mal utilizados.

Cabe destacar que hay otros países en donde se han impuesto restricciones a TikTok, en lo que parece es ya un debate abierto en torno a las redes sociales, su uso, abuso, control de datos e información, así como los sensibles y delicados temas de la libertad de expresión y el uso libre del internet.

Este debate no es algo que vaya a resolverse de un día para otro. Seguirá sobre el tapete de discusiones por años, si no décadas o de manera permanente. Es el nuevo mundo que nos toca vivir, en donde la línea divisoria entre blanco y negro es muy ancha, con una gigantesca gama de tonos grises, cuando se habla de ese mundo con infinidad de oportunidades de comunicación para personas y sociedades.

Ha sido tan rápido el crecimiento de las redes sociales que casi no ha dado tiempo para discutir sobre ellas. Primero se vieron más las oportunidades que traen que los efectos colaterales que provocan. Con el paso del tiempo vemos que, sin duda, tienen bondades, pero también encierran una gama increíble de peligros.

En mí ya larga vida periodística he defendido siempre la libertad de expresión y de prensa, porque creo que es un derecho fundamental del ser humano. Sin embargo, hay que ser cuidadosos en varios aspectos que giran latentes alrededor de las redes. Permiten la falsedad de perfiles o personas, lo que promueve la desinformación, más que el debate de ideas y transmisión de noticias reales. Capturan información de los usuarios que, sin tener conciencia de ello, permiten su uso con diferentes fines, desde el comercial, hasta el político, para citar los más relevantes.

No es solamente Tiktok quien tiene la información de millones de estadounidenses. Cada red social, así como compañías como Amazon, Netflix, tarjetas de crédito, bancos y muchas más hacen lo mismo. Las sociedades modernas están literalmente cuadriculadas. El perfil de cada uno de nosotros ha sido ya tomado por redes sociales, programas de computación y empresas con la capacidad y tecnología necesarias para rastrear, captar y almacenar información de las personas. Hablar de privacidad hoy, en este mundo informático en el que vivimos, es prácticamente una utopía.

En lo personal creo que no es prohibiendo su uso como se garantiza que los ciudadanos estadounidenses pueden gozar de su privacidad y que sus datos no estarán girando y girando por el mundo del internet. Ya giraban sin TikTok y lo seguirán haciendo. Pensar lo contrario es llamarse al engaño.

Así es que, en nombre de la seguridad de la ciudadanía se comete un atentado contra la libre expresión. Termino citando una frase que se le atribuye constantemente a Voltaire, pensador francés: Desapruebo lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo.